Reflexión

¡Ahora o nunca!

¿Te ha pasado que tienes que tomar una decisión y estás demasiado confundido para hacerlo?

A mi sí, y en varias ocasiones. Y es que decidir es una palabra tan pequeña, que muchas veces trae infinidad de problemas. Durante toda la vida te tocará enfrentarte con situaciones que vas a tener que elegir. Hay personas que hasta para escoger el sabor de su helado tardan mucho tiempo “¿De fresa o de chocolate?” ¡Sólo es un helado, elige rápido! Pero cada persona es distinta y lo que tú puedes decidir tan rápido, otra puede tardarse muchísimo.

Para algunas mujeres, elegir la ropa que usarán es todo un proceso: “me puedo poner la blusa azul, aunque la use hace 3 semanas, mejor la roja, pero, con ¿Cuáles zapatos?”

A lo largo de tu vida, escucharás preguntas como: ¿Qué quieres ser de grande? ¿A cuál escuela vas a entrar? ¿Seguirás estudiando o trabajarás? ¿Cuándo te casas? ¿Tendrás hijos? Todo se trata de decisiones.

“Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.” (Paulo Coelho)

Muchas personas pueden influir en tus decisiones, pero al final del día, eres tú quien llevará el beneficio o el peso de lo que has tomado.

En Lucas 23:32-43 nos relata la historia cuando Jesús fue crucificado, ese mismo día crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los dos estaban en la misma situación (a punto de morir) pero uno eligió creer en Jesús, y el otro simplemente no quiso aceptar quien estaba a su lado. Dios no hace diferencia de personas, ni ama más a unos que a otros, sólo que muchas veces hay unos que eligen la vida eterna y entregan su vida a Jesús, y hay otros que no reconocen quien está a su lado, es decir, quieren el beneficio pero no el compromiso. Si tú ya tienes a Jesús en tu corazón, estarás de acuerdo conmigo en que ha sido la mejor decisión que has tomado, y si estás leyendo esto y jamás le has dado una oportunidad para que Él sea el Señor de tu vida, te invito a que lo hagas ahora, no te arrepentirás, sólo has una oración donde lo invites a entrar a tu vida, pídele perdón por tus fallas y has el compromiso de conocerlo cada día más. No dejes que otros te cuenten, ¡experiméntalo tú!

Quizá te encuentres en medio de una situación que ya no puedes posponer más tu decisión, ¡es ahora o nunca! Te animo a que inviertas tiempo en realmente analizar los beneficios o complicaciones que traerá, platica con alguien que te pueda orientar, escucha a tus padres, o a tus familiares. No te dejes llevar por el momento, ni te apresures a tomar la decisión, no dejes que te presionen, y sobre todo entrégale a Dios lo que tanto te preocupa, deja que Él haga su voluntad en tu vida, puedes confiar que sus planes serán mucho mejor que los tuyos.

“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser” (Proverbios 3:5-8)

 

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