¿Eres terco?

Mi mamá y yo veníamos del parque, (yo tenía aproximadamente 5 años) con mi mano iba tocando todos los árboles, mi mamá me dijo que no lo hiciera que me iba a ensuciar. Y como las madres tienen voz de profeta unos segundos después como NO hice caso, agarre un árbol grande y sentí mojada la mano, pensé que era agua, pero resulta que era una flema que se expulsa por la boca, te lo diré en otras palabras: “gargajo”.

Nos duele que nos digan “te dije”, porque nos advirtieron de un daño, pero en nuestra terquedad seguimos haciéndolo, y cuando somos niños de alguna manera se justifica, pero ya cuando según tu sabes todo y que te digan “te dije” ahí si arde, porque te equivocaste por no haber obedecido.

No es lo mismo perseverancia a terquedad, mientras que la primera es una lucha por un objetivo claro a pesar de las adversidades, la segunda es la negativa ante el razonamiento dado por las personas que le rodean, una característica es que las personas tercas no admiten equivocarse, mucho menos que alguien más tenga la razón, se consideran dueños absolutos de la verdad, produciendo en su vida frustración y dolor.
Pero aceptémoslo todos en algún punto de nuestra vida hemos sido tercos (por ejemplo cuando nos enamoramos..auch) porque creemos que estamos en lo correcto. Pero al tener esta actitud de “yo estoy bien y todos ustedes están mal” nos hacemos mucho daño.
Mi mamá sabía que mis probabilidades de ensuciarme eran muchas por eso me advirtió, en mi terquedad yo no obedecí, y obtuve mi resultado. ¿Cuántas veces más tendrás que tener un resultado asqueroso para que escuches la voz de quien te ama?

En mi relación con Jesús curiosamente ha pasado algo similar, muchas veces Dios ha hablado a mi corazón y me ha dicho: por ahí no, te vas a ensuciar, eso no es lo que yo tengo para ti, cuidado. Y mi reacción ha sido muchas veces la misma de cuando era niña: yo hago lo que yo quiero. Mi resultado ya te lo imaginaras. No escribo cosas que no experimento, he sido terca, y me he lastimado mucho, el admitirlo es un primer paso, pero el trabajo es dejar la terquedad.

Mira lo que Dios dice en Jeremías 5:23-25. -Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; se han desviado y se han ido. Y no dicen en su corazón: Temamos ahora al SEÑOR nuestro Dios, que da la lluvia a su tiempo, tanto la lluvia de otoño como la de primavera, y que reserva para nosotros las semanas establecidas de la cosecha. Vuestras iniquidades han alejado estas cosas, y vuestros pecados os han privado del bien.

Un corazón terco va acompañado de la rebeldía, se sale de la protección, piensa que en sus propias fuerzas lo puede lograr, se cree autosuficiente, no confía en la providencia de Dios y se olvida de Él.

Queremos que Dios nos cambie, nos transforme, nos quite el orgullo, nos haga humildes, nos quite lo terco, nos haga obedientes, nos ponga 10 en el examen sin que estudiemos, me parece puntual recordarte que Dios te dio la inteligencia para que tu decidas lo que a ti te conviene, no es a fuerzas, no es obligatorio. ¿Quieres seguir siendo terco? adelante, ¿quieres cambiar? adelante. Tienes la capacidad para empezar a cambiar, tú has lo posible y entonces si deja que Dios haga lo imposible.

¿Cómo dejas de ser terco después de haber vivido tantos años así? ¡¡De la misma manera en la que se enflaca!! Negándose a los postrecitos deliciosos. Para dejar la terquedad necesitas empezar a NEGARTE A TI MISMO, cediéndole el trono de tu corazón a Dios. ¿Te sientes algo identificado? Cuando te canses de ensuciarte…empezarás a obedecer.