Inicia la liguilla de fútbol mexicano 2014-2015, todos los equipos tienen la misma posibilidad de llegar a la final, arranca la temporada, se van posicionando los primeros lugares, clasifican los 8 equipos mejor posicionados. Inesperadamente los últimos lugares de la tabla eliminan a los primeros, mi equipo es eliminado en semifinales (Chivitas de mi corazón). A la final llega Santos y Querétaro. En el juego de ida de una manera aplastante el marcador resultó 5- 0 favor del Santos Laguna. Imposible que Querétaro resurgiera, pero que bonita final nos regaló , lo irreal se volvía real 3-0 favor de Querétaro, aún quedaban minutos, minutos que en el fútbol parecen horas, que cambian el destino de los equipos, la afición que cantaba, los niños lloraban, los jugadores del Santos se desesperaban, los del Querétaro explotaban de adrenalina, ¡¡Que final Señores!! Los minutos no fueron suficientes para el Querétaro, la victoria mas amarga de la temporada, de manera irónica el Santos ganó la final después de haber perdido el partido de vuelta, pero sus 5 goles del primer partido fueron simplemente insuperables.
¿Por qué jugamos con toda la pasión hasta que estamos en la final y hasta que vamos perdiendo? Si comparáramos la vida con el fútbol nos daríamos cuenta que hay días que los jugamos con aquella lentitud y aburrimiento que no pasa nada interesante, que ni corremos, ni nos movemos, ni defendemos la pelota, que nos enojamos, que gritamos, que terminamos haciendo un show en la cancha pero no por lo bien que jugamos sino por lo mal que manejamos nuestras actitudes a la hora del estrés.
Esperando “el milagro queretano”, que la vida nos regale oportunidades porque los minutos que el juego tenía no nos alcanzaron, meditando si vivir ahora o esperar vivir mañana, esperando que el temor que nos abraza un día simplemente desaparezca, soñando que un día nos sucederá lo que siempre hemos anhelado, pero todo eso sólo en el plano del pensamiento, sólo en nuestra mente y todo porque no nos atrevemos a vivir con el valor que cada día requiere. Y entonces se nos va la vida y jamás la jugamos con la pasión con la que debíamos, porque si te enamoras te lastiman, porque si luchas te puedes morir en el intento, porque si confías te pueden destrozar, porque si crees puedes quedar como un loco, pero en serio ¿por qué esperamos los últimos momentos para jugárnosla?
Esperando ver un ángel que nos diga lo que debemos hacer, esperando ver a Dios para creer que existe, esperando un milagro para entonces obedecer el llamado que tenemos. Pero hoy te quiero decir esto: no hay mejor etapa que la que hoy estás viviendo. Juégatela por Dios, créele, arriésgate, confía, enamórate de El, no por deber sino por pasión, no te metas a la cancha si tu corazón no desborda apasionado por El.
La vida solo es una, quizá ya pasaste el juego de ida pero ahora estás en el de vuelta, que no se te vaya ni un minuto, dale con todo ¿quién te asegura que mañana no te toca vivir el minuto 90? ¡JUEGATELA!
Nice! Sin miedo.
A mi me gusta la frase que dice » los valientes viven poco, pero los cobardes nunca viven «
😀 Así es! De acuerdo contigo!
Orale! Eres chiva!? Yo tambien ja, y si, hay que entrarle al desquite y no dejar pasar los minutos, porque no siempre llegará la «magia» que salve la tarde.
CHIVA DE CORAZON ❤
Sabes algo? Es increíble como la vida la puedes relacionar con el fútbol, muchas veces nos toca jugar, o quedarnos en la banca … y he aprendido a disfrutar mis minutos en la banca, por que aprendo viendo para que al final de todo podamos poner en práctica todo lo aprendido… by isra Jimenez …
Que bonito tu comentario:) así es! Y todo tiene su tiempo! 😁 cuando menos lo esperas el entrenador te llama a la cancha! ⚽️