(4 min)
Recientemente descargue una aplicación que lleva un control acerca de cuánto caminas o corres, en distancia y tiempo. Me llamó la atención que mientras la conocía y le picaba a todo, te daba algunos consejos, uno de ellos decía: no corras solo.
Correr o caminar con alguien resulta motivante, puede ser que al iniciar la caminata hablen un poco pero con la distancia o velocidad la plática disminuye totalmente. Entonces no es la plática por lo que te recomiendan tener a alguien, sino por la compañía y el mismo deseo por no quedarte atrás. Cuando juntos comienzan desde cero, juntos van creando condición, y se van exigiendo mayores metas cada día.
Si uno de los dos no desea correr acompañado no le importara dejar al otro atrás pues todo lo que tiene en mente es conseguir su objetivo. Si corres con alguien que en su vida ha corrido y tú tienes años haciéndolo obviamente tendrán que ajustarse y será más complicado (no imposible, sólo más complicado). Para nada me refiero ya al deporte de correr, sino a la vida misma. (Quizá debas volver a leer este párrafo). Seguramente existe ya una app que da consejos para la vida, quizá uno de ellos es: no la vivas en soledad.
La soledad no es mala, todos en momentos necesitamos estar en armonía y tener un tiempo solo para nosotros, y aunque insisto no es mala, tampoco es el propósito de Dios para el ser humano.
Después, el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él». (Génesis 2:18 NTV)
Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas. Del mismo modo, si dos personas se recuestan juntas, pueden brindarse calor mutuamente; pero ¿cómo hace uno solo para entrar en calor? Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente. (Eclesiastés 4:9-12 NTV)
Es importante que te rodees de personas que corran contigo y que te impulsen a ir por más. Que provoquen resultados positivos y que lejos de apagarte de alguna manera te hagan que brilles más.
Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen. Hay bendición cuando oras por tus amigos, cuando tu oración deja de ser todo “yo” y empieza a ver las necesidades de los demás, hoy mismo alguien necesita de tu clamor, pídele a Dios discernimiento para que tengas una oración a favor de quien la necesita. Cada momento se libran batallas espirituales y un equipo de intercesión nunca está por demás. Coordínate con tu círculo de amigos y pónganse de acuerdo para interceder a favor los unos de los otros. Elige bien a quien quieres en tu vida.
Mejor todavía si son tres. ¿Quieres que tus relaciones tengan éxito? Éxito no significa que este libre de problemas, significa que aún con estos se siga corriendo. ¡Claro que queremos que nuestras relaciones (familiares, de pareja, de amigos, de trabajo) tengan éxito! Entonces necesitamos que Dios esté en ellas. Todos los días necesitamos que Dios obre en nuestra vida, nuestro primer anhelo no debe ser que Dios obre en los que nos rodean sino en nosotros mismos. ¿Queremos que nuestras relaciones mejoren pero no estamos dispuestos a cambiar y a cederle a Dios el centro de nuestro corazón?
Mientras que nuestras prioridades no estén ordenadas (Dios primero), todas nuestras relaciones se verán afectadas.
«Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado»
El Espíritu Santo siempre nos acompaña, si en este momento de tu vida, no cuentas con un grupo de personas con quienes puedes correr, pídeselas a Dios, pero no te sientas solo, cuando invitas a Jesús a vivir en tu vida firmas un contrato donde renuncias a la soledad. Jesús enfrentó la soledad en la cruz del calvario, para que tú no la vivas más.
Si ya corres acompañado, hoy es un buen día para decir “gracias”. Gracias por no dejarme atrás, por motivarme a seguir, por orar por mi, por hacer que mi paso por esta tierra sea más divertido aún en medio de las complicaciones, por esperarme cuando mi condición no ha sido la mejor, por levantarme cuando me he caído, por no haberte detenido pues no sabes cuanto me has ayudado a seguir, tu ejemplo me hace crecer.
Si tienes ese enorme regalo de poder decir esas palabras, entonces tú eres muy bendecido.
¡No se detengan! ¡Sigan corriendo!
Excelente analogía. Es una bendición tener a alguien que nos va animando a seguir aunque pensemos que no podemos dar un paso mas. Creo que debemos pensar en las personas que aun viven en soledad y acompañarlas para sacarlas de ese hoyo.
El mes pasado, mientras iba conduciendo por una avenida muy transitada me di cuenta que iba un ciclista solitario y los autos le pasaban alrededor a alta velocidad, decidí irme atrás del ciclista y encender las luces intermitentes, lo acompañe hasta que el ciclista alcanzo a sus compañeros y seguí mi camino. Esto me dio una gran satisfacción al haber aportado mi ayuda a esta persona que no conocía y probablemente no la vuelva a ver.
En fin, creo que me extendí demasiado. Muchas gracias.
Gracias por compartir tu experiencia! Estoy segura que si más personas hiciéramos acciones como esa, viviríamos en una sociedad mejor! Que Dios te bendiga:)