Espiritual · Inspiracional · Reflexión

LA MALA SUERTE

Todo inicio implica riesgo. Desde que despertamos de manera subconsciente los tomamos, pero a lo largo de nuestra vida hemos aprendido a manejarlos. Las cosas no siempre nos salen bien, a veces invertimos y perdemos, pero en otras sin duda podemos decir «ha valido la pena arriesgarme».

No conforme con todas las dificultades que enfrentamos día a día hay que estar bien atentos y tomar las siguientes precauciones: no pasar por debajo de una escalera, cuidar que no se nos atraviese un gato negro, estar al pendiente del calendario y si cae en Viernes 13 de preferencia no salir de casa, es recomendable que no mates a ningún bicho en tu cuarto (mariposa, grillo) porque nunca sabes el motivo por el que llegaron, y muy importante es que no permitas por nada del mundo que te barren los pies, pero sobre todo que pases a 10 amigos los mensajes de la buena suerte que te llegan a Whatsapp. Si actualmente estás sufriendo algún mal, la causa puede ser porque no reenviaste las cadenas que te llegaron a Hotmail.

¿Te imaginas vivir atado a tantas supersticiones?

Juan creció rodeado de personas supersticiosas, fue el típico niño al que le colgaron el ajo, el listón rojo, el ojo de venado, y al que curaban de mal de ojo cada mes porque estaba tan “hermoso” (decía su mamá) que todos lo querían agarrar. La opinión de Juan no importaba mucho en casa, la voz de las mujeres (su abuela, su mamá, sus tías y sus hermanas) eran por mucho, más fuerte que la de él. Un día iba caminando por su colonia, cuando el gato de Doña María regresaba de andar de vago, su color miel estaba oculto debido al lodo ocasionado por tanta lluvia. Era de noche y ya no se distinguía bien, así que cuando Juan vio el gato «negro» recordó cada historia contada por “Chepina”(su abuela) y en cuestión de segundos, pegó un brinco que le hizo tropezar y caer dentro de un pozo, ¡estaba convencido que el gato le dio mala suerte!

Los pensamientos son tan fuertes que te provocan una vida limitada, esto quiere decir que aún cuando la buena y mala suerte por sí mismas no existan, el poder de tus pensamientos y tus palabras sí.

La Biblia dice: “El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca. (“Lucas 6:45 NVI)

“El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina». (Proverbios 13:3 NVI)

Tú no fuiste creado para vivir atado, la esclavitud no proviene de Dios, y si no proviene de Dios, entonces viene del diablo y el diablo es el padre de la mentira, entonces si es una mentira, todo este tiempo te han tenido atado a algo que no es real. Las supersticiones solo encadenan.

Si quieres vivir en libertad, queda prohibido involucrarte en todo lo que no honra a Dios.

“Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, ten mucho cuidado de no imitar las costumbres detestables de las naciones que viven allí. Por ejemplo, jamás sacrifiques a tu hijo o a tu hija como una ofrenda quemada.[a] Tampoco permitas que el pueblo practique la adivinación, ni la hechicería, ni que haga interpretación de agüeros, ni se mezcle en brujerías, ni haga conjuros; tampoco permitas que alguien se preste a actuar como médium o vidente, ni que invoque el espíritu de los muertos. Cualquiera que practique esas cosas es detestable a los ojos del Señor. Precisamente porque las otras naciones hicieron esas cosas detestables, el Señor tu Dios las expulsará de tu paso. Sin embargo, tú debes ser intachable delante del Señor tu Dios. Las naciones que estás por desplazar consultan a los adivinos y a los hechiceros, pero el Señor tu Dios te prohíbe hacer esas cosas”. (Deuteronomio 18:9-14 NTV)

Pero es más fácil culpar a la mala suerte que aceptar el hecho de que las cosas nos salen mal por que no actuamos bajo los principios de Dios.

Por último debes siempre recordar que si eres hijo de Dios (hijo es, el que hace la voluntad de su Padre) no puedes ser tocado por la mala suerte, hechicería o brujería, por que estás protegido por el cuidado absoluto de tu Padre. Así que respira NADA NI NADIE TE TOCARA.

 

 

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