La luz saca a relucir lo que la oscuridad mantiene oculto, no importa cuanto se esfuerce la noche por durar, el sol siempre llega puntual.
El ejército de Israel había tenido una gran victoria, el muro de Jericó había caído, pero esto solo era el principio de una serie de batallas que tendrían que enfrentar para habitar la tierra prometida. Rumbo a su siguiente batalla, después de analizar el pueblo enemigo se confiaron y mandaron 3 mil guerreros solamente, los mismos que fueron derrotados. Josué de inmediato tuvo una oración de indignación:
Entonces Josué clamó: —Oh Señor Soberano, ¿por qué nos hiciste cruzar el río Jordán si vas a dejar que los amorreos nos maten? ¡Si tan solo nos hubiéramos conformado con quedarnos del otro lado!” (Josué 7:7)
Y la respuesta de Dios, es sorprendente:
—¡Levántate! ¿Por qué estás ahí con tu rostro en tierra? ¡Israel ha pecado y ha roto mi pacto! Robaron de lo que les ordené que apartaran para mí. Y no solo robaron sino que además mintieron y escondieron los objetos robados entre sus pertenencias.
Ya me imagino lo que debió sentir Josué, ¿te ha pasado que llegas reclamando a Dios por algo y Dios te responde de una manera que te mueres de la vergüenza?
La derrota que tuvo el pueblo se debía a la desobediencia de un hombre que pensó que si ocultaba lo que había robado, nadie se daría cuenta de lo sucedido.
¿Cuántas batallas perdidas en nuestra vida hemos tenido por querer ocultar nuestra condición?
Y es que desenterrar lo oculto cuesta trabajo, inspeccionar a otros y examinarlos puede parecernos tarea fácil, pero cuando se trata de nosotros, no queremos llegar a raíces (de orgullo, envidia, celos, rencor, resentimiento, engaño, falta de perdón) que debemos confesar a Dios.
Mientras no desenterremos lo que no agrada a Dios y que además resulta perjudicable a nuestra salud física y emocional, estaremos privándonos de caminar en las bendiciones de Dios.
Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida. (Juan 8:12 NTV)
Jesús es la luz en nuestro interior, nos alumbra y esto nos da la seguridad de tener pasos bajo su protección. Es más fácil caminar mientras vemos, parecería ilógico que si no sabes como llegar a un lugar esperes a la noche para comenzar a buscar. ¿Quién haría eso?
Bueno la humanidad hacemos eso, preferimos la oscuridad y en Juan 3:19-21 lo leemos así:
Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas. Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere.
El hombre que había robado recibió el castigo de muerte. (Josué 7:25) En nuestros días el elegir vivir en la oscuridad (desobedeciendo a Dios y negando a Jesús) nos lleva también a la muerte espiritual. Pero eso puede cambiar. ¿Cómo?
Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia.(Proverbios 28:13 NTV)
Cuando nos acercamos a Dios (a la luz), pareciera que nos volvemos “débiles”, ya no somos los mismos orgullosos de antes, ahora sentimos la necesidad de pedir perdón cada que ofendemos a alguien, y nos molesta ofender, nos volvemos más sensibles, más compasivos, más justos. El Espíritu Santo nos incomoda por hacer lo que antes jamás hubiéramos hecho. No es que una persona que se acerca a Jesús se vuelve débil, lo que se vuelve débil es la oscuridad que antes estaba en el corazón. Una persona que con mucha facilidad ofrecía las famosas “mordidas” a los oficiales de tránsito, ahora ya no puede hacerlo, ¡no se hizo débil!, al contrario su espíritu se hizo fuerte, y la oscuridad se fue por que ante la luz no hay oscuridad que prevalezca. Cuando la carne se empieza a debilitar es un signo de que tu espíritu se está fortaleciendo. Elige la luz, camina en ella, y alumbra a los que te rodean.
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. (Isaías 60:1)
Hola, en lo personal me parece muy muy buena la reflexión y creo que debo aplicar algunas cosas a mi alma. A mi me gusta mucho la astronomía y los fenómenos físicos, me asombra Dios con las cosas que El hizo. La Luz es un a cosa impresionante.
El sonido viaja por el aire o por el agua y aun por otros materiales, por que es una onda y se propaga por medios físicos, sin embargo el sonido no puede correr en el vacío, y lo que me asombra de La Luz, es que puede correr en el vacío sin problema a diferencia del sonido y otras formas de onda.
Por ejemplo La Luz del sol corre por casi 8 minutos y medio desde que sale del sol y atraviesa el vacío del espacio, la atmósfera, las nubes y toca nuestra cara como una caricia calida.
Hay luz que se puede ver y otra que no se puede ver como la ultravioleta o la infrarroja. Me gusta pensar que aun en lugares vacíos y obscuros en mi vida, su luz llega y resplandece con la chispa correcta y me da las fuerzas para seguir en mi transformación hasta alcanzar su máxima expresión en mi.
Su luz hace que podamos confesar y cambiar aun nuestra manera de pensar. Rom. 12.2
Bendiciones y felicidades por su blog. Los temas son muy booooom!
Pastor que bonita aportación , me honra tenerlo por aquí! Muchas bendiciones:)