Y esfuércense por cumplir fielmente el mandamiento y la ley que les ordenó Moisés, siervo del Señor: amen al Señor su Dios, condúzcanse de acuerdo con su voluntad, obedezcan sus mandamientos, manténganse unidos firmemente a él y sírvanle de todo corazón y con todo su ser. (Josué 22:5 NVI)
Continuamos con el blog pasado el cual puedes leer aquí: ¡Qué no se te pase! (Primera parte)
Solo tocaremos el punto 4, y quedaran 2 más para la próxima semana. Para entrar de nuevo al tema permíteme contarte el contexto. Josué da algunas tribus (a la tribu de Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés) estos consejos, ya que ellos se establecerían en otra región, pero Dios no los deja desprotegidos, y antes de que retornen a sus hogares, les dice por medio de su siervo Josué que se aseguren de cumplir estas indicaciones. No estaba hablando en vano, si ellos guardaban estas palabras y las seguían, las bendiciones de Dios y su favor estaría siempre de su lado.
- Obedezcan sus mandamientos
La clave de las bendiciones es siempre la obediencia.
Obedecer es el proceso que conduce de la escucha atenta a la acción. Obedecer implica, en diverso grado, la subordinación de la voluntad a una autoridad, el acatamiento de una instrucción, el cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que prohíbe. (1)
Obedecer nunca es divertido, ni un instinto del ser humano, desde Adán y Eva se veía venir el problema de la falta de escuchar y de accionar. “No lo hagas” y lo hacemos, “no vayas” y vamos, “no corras” y… esto es interminable. El propósito de que se nos de una indicación es para protegernos, pero dile a un niño de 6 años no brinques en la cama y claro que tus palabras así como entran así saldrán, no las procesa, lo único que puede comprender es “me quieren quitar mi diversión”, hasta que sale botado de la cama y se pega en la cabeza en el suelo ahí carbura y dice “ahora entiendo” (si bien le va).
¿Cuántas descalabradas nos hemos dado para decir “ahora entiendo”? no ha sido a la primer caída, ni a la segunda, a veces nos cuesta más. Dios no está interesado en “quitarnos la diversión”, está interesado en cumplir su propósito en nosotros y nos conviene obedecer. Pero no es a fuerzas, si no queremos simplemente no lo hacemos, pero eso sí, a la hora del golpe no podremos culpar que nadie nos advirtió.
Obedecer es la cruz de la mayoría, someter nuestra voluntad a la de Dios nos cuesta horrores, y puede ser que en este tiempo estés batallando con la obediencia en un área de tu vida. Es importante que leas esto: No tienes por que enfrentar esto solo. El Espíritu Santo está en la tierra para ayudarnos, si hasta este punto ya identificaste claramente lo que estás haciendo fuera de los principios de Dios, te invito a realizar una oración sincera, puede ser algo así:
Dios yo quiero que me bendigas, pero me cuesta mucho obedecerte en esta área ______________ me incómoda que me digan lo que debo o no debo hacer, me enoja que me corrijan y no me nace hacerlo, pero me siento mal de fallarte y se que eso es parte de tu Espíritu Santo que pone en mi el querer obrar bien, por eso Espíritu Santo te pido que me ayudes y abras mi entendimiento para que de una manera consciente y no religiosa decida por convicción obedecerte, comprendiendo que es por medio de la obediencia que tu me darás las promesas a mi vida. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
El enemigo desea desesperadamente, sedientamente nuestra desobediencia. Le damos gusto, dejamos que nos controle, comienza apoderándose de nuestra mente para después tronarnos con nuestras acciones. En el nombre de Jesús la autoridad y el campo que has permitido que avance en tu vida puedes pararlo por el poder del Espíritu Santo. Contrarrestando con pensamientos que honren el nombre de Dios, pensamientos en lo justo, amable, bueno, y todo lo que proviene de Dios. No es tu pastor o tu líder que te quieren “robar” tu felicidad”, solo te quieren evitar el trancazo.
Pero..si ya te estrellaste, ¿que sigue? El 100 % nos hemos golpeado canijo por la desobediencia.
Solo la misericordia de Dios pegada con su gracia, perdón y amor por medio de la cruz nos dan un nuevo comienzo. Hay gente que crea juicio y condena (a todos nos gusta señalar antes que ser objeto de señalamiento) pero esos que crean juicio, ¿no se han(no nos hemos) equivocado jamás?
Sólo Jesús tiene la autoridad para juzgarnos, por que Él NUNCA cometió pecado, y siendo el único que puede hacerlo, decidió agarrar nuestros pecados y hacerse pecado. Pudiendo ser el juez y condenarnos, decidió ser el mediador y abrir camino al Padre, nunca nuestros actos serían suficientes para ganarnos un lugar en el cielo, se necesitaba algo sobrenatural que nos diera ese acceso.
“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. (Efesios 2:8-10 NVI)
Hay esperanza, mientras haya arrepentimiento. Por favor deja de condenarte y permite que su bondad te restaure.
Acerca de la obediencia podemos decir más cosas, y lo dejaremos para otro blog, sólo concluyo este punto diciendo
«Dios dice ‘hoy’; el diablo dice ‘mañana’.» (Basilio)
«La dilación es la desobediencia vestida con esmoquin. La dilación da lugar a que te rebeles contra la autoridad de Dios al mismo tiempo que te dices a ti mismo que tienes toda la intención de obedecer; al actuar de este modo aquietas tu conciencia, cuando en realidad lo que ésta necesita es ser perturbada.» -Paul Tripp
Se trata de obedecer, propongámonos a hacerlo rápido. Ánimo hoy es un buen día para comenzar.
Continuamos el próximo Miércoles.