Espiritual · Inspiracional · Vida Cristiana

Jesús calma la tormenta

¿Cuándo fue la última vez que te enfrentaste a una tormenta?

La tormenta en nuestra vida representa esos momentos que llegan y cambian nuestra tranquilidad por ansiedad, nuestra paz por angustia, nuestra seguridad por temor. En ocasiones podemos ver como se anticipa el problema, pero en muchas más nos toca recibir la tormenta sin haberla esperado. Nos sentimos en peligro, nos ponemos alerta, queremos que Dios intervenga, pero parece que Él está en silencio.

En cuanto a mí, pobre y necesitado, que el Señor me tenga en sus pensamientos.
Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Dios mío, no te demores.
(Salmos 40:17 NTV)

 ¡¡¡¡Dios no te tardes, Dios muestra tu poder, Dios!!!!

¿Te suena familiar?

Por que a mi sí. Y veo en la Biblia que los mismos discípulos al enfrentar la tormenta, acudieron a Jesús a despertarlo.

Cierto día Jesús les dijo a sus discípulos: Crucemos al otro lado del lago. Así que subieron a una barca y salieron. Mientras navegaban, Jesús se recostó para dormir una siesta. Pronto se desató una tormenta feroz sobre el lago. La barca se llenaba de agua y estaban realmente en peligro. Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. (Lucas 8:22-24NTV)

¿Qué hubieras hecho tú? Si tienes al Salvador en tu barca, ¿no hubieras ido a él? De pronto juzgamos a los discípulos y resulta que tenemos actitudes similares a ellos. Sin duda yo hubiera sido una de las que hubiera ido a despertarlo.

Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.(Lucas 8:24 NTV)

 La intervención de Jesús provoca los “de repente” y vemos milagros en nuestra vida. Lo que antes era un caos ahora queda en calma.

Solo como dato ¿de dónde venían antes de subirse a la barca? De estar con Jesús en arduo trabajo, de ver enfermos sanar, de presenciar como endemoniados eran libres con una sola palabra de Jesús. Se supone que su fe debería estar al tope. Pero también venían cansados y es en la desesperación donde nuestro verdadero carácter sale a la luz. Jesús no quería solo tener gente a su alrededor que lo admiraran, quería gente de fe, que creyera en su palabra, que no se dejaran llevar por emociones.

 Entonces les preguntó: ¿Dónde está su fe?. Los discípulos quedaron aterrados y asombrados. ¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. Cuando da una orden, ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!. (Lucas 8:25 NTV)

A pesar de todo lo que Dios ha hecho en mi familia, en mi vida, en mis peores circunstancias, cuando han venido tormentas, sale un carácter que parece que no tengo fe ¿sabes de lo que hablo?

Y honestamente me enoja y me desilusiona saber que mi fe no está donde a mi me gustaría. Si a ti te pasa lo mismo que a mí tengo una palabra para tu corazón: Dios te conoce y vivir tormentas es parte del proceso que te hará ser un hombre o mujer de convicciones más que de emociones. La palabra de Dios dice:  

 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo. (1 Pedro 1:7 NTV)

Así que sigamos sin desesperarnos y pidamos que la próxima vez que nos encontremos en una tormenta podamos reaccionar con fe. Si hoy atraviesas una, recuerda que Dios no duerme, que te escucha, que tiene cuidado de ti, y que pasarás al otro lado, antes de subirse a la barca Jesús les señala “Crucemos al otro lado del lago”. Si tan solo los discípulos hubiesen recordado las palabras de Jesús hubieran sabido que todo pasaría. Esto va para nosotros: Si tan solo recordáramos las promesas de Jesús viviríamos confiados.

Aférrate de sus promesas y confía que su palabra se cumple.

Al final de todo, la fe de los discípulos creció ese día. La tormenta en el mejor de los casos también representa crecimiento.

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