NOVELA YO CONTIGO

El bar

Capitulo 10.

Esperé con ansias locas el viernes, quería tomar, olvidarme de la locura que vivía, llegué desde las 7:30pm al bar, pedí la cerveza más común, iba dispuesta a emborracharme con Pedrito que seguramente ya se le había pasado su onda de no tomar, le duraba de lunes a jueves pero el viernes su dueño era el alcohol.

Llegaron y nos abrazamos con mucha felicidad, fue tan bueno verlos, nos sentamos y comenzamos a platicar de un nuevo trabajo de Elena, ella es súper divertida todo le pasa, y con cada anécdota yo me sentía mejor, hacía meses que no me reía, pasó una hora y cuando me percaté, yo seguía con mi misma cerveza ahora ya caliente y sin bajarle a menos de la mitad, y Pedro estaba ensimismado con una hamburguesa y papás, mientras Elena y yo platicábamos.

Me dirigí a Pedro, -¿que te pasó amigo?

Me respondió, -Ximena debes probar esta hamburguesa

-¿Hace cuanto que no tomas? Le dije

Contestó con una sonrisa

-Ya unos meses

Su sonrisa cambió a un gesto de seriedad -no se si estás lista para hablar de eso.

Sentí un nudo en la panza – ¿de que?

-Dejé el alcohol, después de que Raúl emprendió el viaje, siempre me dijo que había algo mejor para mí, y yo lo ignoré, pero cuando llegó el tren por él, y me di cuenta que mi carnal se fue en paz con la gente, en paz con su familia, sin deberle nada a nadie, me cayó el veinte. Cuando llegue mi tren me quiero ir como él. Creo que tu mejor que nadie sabe que un buen acto desencadena muchos más.

Tiempo pasado.

Era un diciembre y estábamos un grupo de amigos disfrutando de unas pizzas deliciosas al horno que acababan de llegar a la ciudad, los amigos más raros del mundo estábamos ahí, estaba el artista (Messi), el cuete(Pedro), el pastorcito (Raúl), la cantante(Chofis), la ruda y cursi(gaela), la doctora(yo), la que todo le pasa (Elena), nos conocimos por un evento de música, improbable que nos hayamos caído bien, pero así fue, nos hicimos como hermanos y ya llevábamos un tiempo saliendo, mientras comíamos llegaron unos niños a pedir limosna, nadie los pelamos (para mi vergüenza) excepto el pastorcito, así le decían a Raúl por que tenía mucha fe en Dios, tomó un pedazo de pizza para cada niño y les dijo “feliz navidad” con una sonrisa. Eso era lo que me derretía de Raúl, era real lo que creía, no fingía, era puro corazón. Todo se paró en la mesa, y alguien saco un billete, otro más le dio su limonada, yo saqué un chocolate de mi bolsa, mandamos a los niños cargados de cosas.

Raúl cerró ese momento diciendo: un buen acto desencadena muchos más, y nos sentimos como héroes por que hicimos ese pequeño acto de amor.

Tiempo presente

Escuchaba a Pedro decir: Cuando llegue mi tren me quiero ir como él. Creo que tu mejor que nadie sabe que un buen acto desencadena muchos más.

Solo añadí, fue tan repentino como pasó todo que no lo vi venir.

Elena dijo, –¿pero el se fue mal contigo?

Recordé que la última vez que nos vimos me dio un beso en mi frente, dijo mañana te ira bien en tu examen, me dejó en casa, al día siguiente yo estaba haciendo mi examen cuando recibí llamadas de mi suegra de que ya estaba en el hospital, alcancé a verlo, le había llevado comida real como me pidió, me dio una pequeña sonrisa, respiraba con dificultad, me dijo que todo estaría bien, los médicos me pidieron salir, después quedó inconsciente.

Elena repitió, –¿se fue mal contigo?

Contesté, -para nada, se fue diciendo que todo estaría bien.

Pedro dijo:

-y así es Xime, él dio lo mejor de su vida a la gente que le rodeaba, hizo más que yo en dos vidas, su intencionalidad de ayudarnos era constante, ahora que lo analizo, siempre estuvo para mí. Si hoy me llamara por teléfono yo le diría pastorcito todo va bien.

Me sentí extraña con la platica y les dije:

-Si ya no tomas por que aceptaron verme en un bar, ¿les di lastima?

 Pedro respondió:

-en primer lugar por que aquí venden hamburguesas y ahora que ya no tomo, comer me hace mucho bien (mientras se agarraba el estómago y Elena se reía) y en segundo lugar por que eres nuestra amiga, ¿quién soy yo para juzgarte? Raúl nunca me juzgó y mira que vino muchas veces aquí por mi.

¿Ahora yo soy la alcohólica? –en tono sarcástico y de burla pregunté-

Espero que no -dijo Pedro- pero y si así fuera aquí estamos para ti

Tuve un pequeño suspiro y pregunté -¿Qué saben de los demás?

Mañana nos vemos todos, -dijo Elena- hay una reunión en casa de una amiga.

¿Cuál amiga? -Asumí que la conocía

Pero para mi sorpresa me dijo: No la conoces, pero mañana puedes venir.

Me sorprendió -¿O sea que ya tan pronto me cambiaron?

Elena me abrazó –Nombre, nuestro grupo se multiplicó, te llamamos muchas veces pero nunca contestaste, te dimos tu espacio, por eso cuando marcaste me puse histéricamente feliz.

-Para la próxima fiesta quizá si los acompañe– lo dije con un poco de vergüenza por que de hecho era verdad lo que decía, yo no respondía a sus llamadas.

Elena dijo: el próximo sábado

 ¡A caray! ¿se ven cada sábado? -pregunté

Los dos movieron la cabeza diciendo que si, les dije con cara de ¿es en serio? -¿hay comida?

-¿Tú que crees? dijo Pedro

Pregunté -¿También va Messi?

Le decían así por que se creía el mejor en el futbol, el mismo se autonombro.

 Todo empezó con él -dijo Elena. Vamos todos, no siempre pero continuamente nos encontramos.

Contesté -Me dará gusto verlos, un sábado les marco para ver si me animo.

Elena cortó la plática y dijo –¿vamos por un postre?

 Mientras caminábamos rumbo a comprar el postre, yo solo pensaba ¿de qué se trata todo esto?

 

Continúa leyendo el siguiente capítulo:

https://jayorozco.com/2017/08/28/egoista/

Una respuesta a “El bar

Deja tu comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s