CAPITULO 11
Llegué a la fiesta, estaban en el patio de atrás, sillas blancas, pizza en medio, juegos de mesa, desconocidos y entre uno y otro ahí estaban mis amigos, nos saludamos, me abrazaron, me presentaron con todos y me saludaban como si fuera una famosa. No era una Iglesia, eso era obvio, pero si estaban hablando de alguien que últimamente no salía de mi cabeza. Un muchacho tomó el lugar hizo una oración tan suave, nada intensa y luego dejó el lugar a alguien que quisiera agradecerle a Dios, Messi levantó la mano.
Pensaba dentro de mi, “Messi tomando el lugar para hablar, que chistoso”, pero cuando comencé a escucharlo no pude evitar sentir admiración.
-Como todos saben vivo con mis tíos y mis primos, llegar aquí, fue difícil, no tenía amigos, y lo que más me gustaba era el futbol, pero como todos aquí saben también no soy bueno..
Se escucharon risas y carrilla, él también se río un poco y siguió
-Sentía mucha lástima por mi, yo pensaba que todos tenían mejores vidas que la mía, esta semana me sentí tan egoísta, cuando mi tía llegó con una libreta que tenía un balón en la portada y me la regaló, no fue el detalle, ya estoy viejo, pero eso que hizo, me sacó de onda, nunca les había dicho gracias por dejarme vivir con ellos, nunca había valorado todo lo que tengo, su amor, su cariño, se que a veces me ven y piensan que toda la vida he creído en Jesús, pero apenas tengo casi el año, no se muchas cosas, solo se que conocerlo me ha abierto mis ojos, le pedí a mis tíos y primos que vinieran a la sala y les di gracias, todos lloramos, se puso algo bien ese momento, estoy por independizarme, mi universidad casi termina y ya solo faltan algunos exámenes para el trabajo que quiero, pero me di cuenta que una actitud puede cambiar mi ambiente, termine hablándoles de Dios y aceptaron a Jesús en sus corazones, neta me siento sumamente feliz.
Messi hablaba como Raúl, estaba impactada. Luego tomó el lugar una muchacha
-Aprendamos a ver con los ojos de Jesús. Voltea a tu alrededor, todos aquí tenemos problemas, todos aquí hemos vivido situaciones que no hemos entendido, todos hemos llorado, todos nos hemos sacado de onda, si tu supieras la historia del que tienes a tu lado, quizá te sentirías mal de saber que lo que tu enfrentas no se compara con lo que el enfrenta y aún así tiene una sonrisa para ti. Que bueno es que Fabián (o sea Messi) se haya dado cuenta de eso. ¡Recuerdo que cuando llegó, todo se trataba de él, sus platicas, sus goles, su vida exitosa! Pero ir encontrándonos con la verdad nos va haciendo libres.
Eso era cierto, Messi era el más egoísta, pero su mirada tenía algo diferente, la plática se trató de ponernos en los zapatos de los demás. Al terminar, hubo preguntas y al fin comimos la pizza. Honestamente me gustó, podía sentir la paz. Nadie me estaba contando, yo estaba viendo que mis amigos habían cambiado.
Seguí yendo los sábados, hasta llegue a dar gracias, fue como si todo el último año mi herida fue expuesta y al fin la estaban sanando. Le marqué a Débora y le platiqué el efecto que su hijo había causado en nuestro grupo de amigos. Me citó de inmediato en un café.
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