¿Haz vivido una crisis en la que haz hecho cosas que no te esperabas? Arrojar objetos al piso, arrancarte el cabello, golpear, vomitar, correr, huir, romper.
Hubo una época en la que las personas se rasgaban su ropa en señal de un dolor grande, cuando estaban en medio de una crisis. Las demás personas podían darse cuenta que estaban en aflicción por lo desgarrado que lucían sus vestidos.
Y lo que empezó como la reacción a algo después se hizo moda, lo único desgarrado era lo de fuera. Las personas podían ser engañadas cuando veían vestidos rotos y pensar “fulanito esta en dolor” pero fulanito solo estaba cumpliendo un ritual establecido.
En ocasiones me sentí cumpliendo rituales establecidos. Y eso es peligroso, preocuparte por cubrir apariencias que otros ven, sin ocuparte realmente lo que Dios ve de ti.
La palabra de Dios llegó a tiempo a su pueblo y en el libro de Joel 2:13 leemos:
No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones. Regresen al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable. Está deseoso de desistir y no de castigar. (Joel 2:13 NTV)
Cuando quieres ver un cambio real tiene que ser desde dentro, desde los pensamientos, nacido de una convicción.
¿Por qué hay gente que tiene 3 años yendo a un gimnasio y no cambia? ¿Por qué spinning no me dejo como me imaginé? Bueno en mi caso tengo muy claro que fue porque solo fui un mes (a caray) pero en el caso de las señoras de zumba que ahí están fieles, me preguntaba ¿“porqueeee”?¿por qué no cambian?
La respuesta muy sencilla es: porque hacer ejercicio solo es el complemento a una buena alimentación.
Pero hay quienes como yo esperan resultados en un mes, sin mucho esfuerzo, sin mucha dedicación, y otros más que esperan resultados comiendo igual de maligno que siempre.
Podemos fingir un cambio, pero ¿para qué? El verdadero cambio no se anuncia, se nota.
¿Qué significa que se desgarren el corazón? ¿Golpes en el pecho del lado del corazón? Dios anhela cambios reales de nosotros. Por convicción, esos que nadie te pide que hagas pero que tú sabes que necesitas hacer.
-Pero yo soy buena, ¿en que tengo que cambiar? ¡Qué cambien los maleantes! –dijo doña María.
Cumplir actos protocolarios no necesariamente nos hacen ir en el camino de Dios, lo vemos en este verso cuando Dios le dice al pueblo “REGRESEN”, muy rasgados sus vestidos pero su corazón en la dirección opuesta.
Lo que Dios puso en mi corazón para ti cuando leas esta nota: ¡Regresa! Dios te está esperando.
Se honesto(a) con él, él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
Si al leer esto dices yo no quiero cumplir solo actos protocolarios, no quiero una vida de rituales establecidos, hoy puede ser la diferencia, dile a Dios que quieres ir en su camino, y que de verdad te duele ofenderlo, que quieres regresar a él… Continúa la oración diciéndole como te sientes.
Ante tanto dolor que experimentamos como mundo, rendirnos ante Dios y regresar a Él…sería un alivio. ¡Si tan solo lo pudiéramos ver!