Mi papá murió cuando tenía 8 meses, fui la más pequeña de mis hermanos, a pesar de su ausencia, mamá se encargó de que nunca nos faltara nada. Mi niñez la recuerdo feliz. Mi cabello era amarillo amarillo, mi piel demasiado blanca tanto así que una ocasión quisieron comprarme.
Iba de la mano de mi madre caminando por el mercado, cuando una pareja de americanos se nos acercaron y cruzaron algunas palabras, solo sentí como mi mamá me apretó con más ganas mi manita mientras decía que no y seguíamos avanzando. La conversación que tuvieron nunca la supe exactamente solo sé que ofrecieron dinero para llevarme con ellos. Parece que esas cosas no suceden o sucedían pero soy la prueba de que sí.
Mi madre era pequeña de estatura, pero imponía como si midiera 1.90, su alma y corazón eran enormes. Trabajaba muy duro para sacarnos adelante, a pesar de que la economía era “apenas”, la comida siempre estaba deliciosa y logró darnos estudios. Estudiar no para todos es una opción, pero con ganas y mucha actitud claro que se puede salir adelante.
Mi corazón fue conquistado muy pronto, me casé totalmente enamorada del mejor futbolista (para mí).
Nunca practiqué una religión, conocía a un Dios lejano, que vivía dentro de las Iglesias. Por lo mismo nunca les impuse a mis hijos el ser seguidores o devoto a un santo, como padres de familia sabemos que los hijos aprenden por lo que ven, y nunca nos vieron ni a su papá ni a mi, asistir a una Iglesia.
Parecía que nuestro matrimonio era estable, y digo parecía por que a los 18 años de casada estuve a punto del divorcio.
Antes de conocer a Cristo, mi vida era vacía, hoy lo puedo decir claramente porque antes ni siquiera lo notaba. Totalmente entregada a mi trabajo como maestra, con problemas como todos, mis hijos fuera de casa y yo acompañando a mi esposo los domingos en el fútbol.
¿Y como es que conozco a Jesús?
Recuerdan que les dije que los hijos hacen lo que ven, bueno ellos crecieron muy apegados a una de mis hermanas y con su familia conocieron a Jesús antes que yo. Ellos pedían por nosotros siempre, desde muy pequeñitos oraban con mucho fervor para que nosotros (su papá y yo) fuéramos salvos. ¡Quien diría que la oración de unos pequeños fue el instrumento que Dios uso para mostrarme cuanto me ama su hijo Jesús!
Desde que hice mi oración de fe y recibí a Jesús, todo cambio, mi matrimonio se restauró, mi manera de pensar y de hablar, ahora toda mi familia sirve al Señor, el enemigo quiso entrar a mi casa y destruir lo que había, pero permitimos que Dios interviniera y destruyó los planes de satanás (de nuevo perdió). Mi matrimonio no fue restaurado por que yo era muy buena, ni por que mis hijos eran santos ¡No!
Dios lo hizo por que nos ama, por su gracia y perdón.
Y donde un corazón se abre a Jesús, las puertas para el enemigo se cierran. Viví un milagro gigante en mi matrimonio, que requirió de trabajo y sigue demandándonos ser mejores. Estoy por cumplir 40 años de casada y te aseguro desde que Jesús llegó todo fue mejor. Y cuando digo que todo fue mejor no digo que todo fue perfecto, por que seguimos enfrentándonos a obstáculos, pero ahora sabemos presentárselos a Dios y con su ayuda salimos adelante.
Pd. Mi hija, es quien escribe este blog, mi nombre es Olga Morán.
Que bello testimonio, gracias A Dios por tu vida y por ser de bendición a nuestras vidas Jay!
😍😍😍