Cuando mis padres aún no se comprometían con Dios, mi hermano y yo nos poníamos de acuerdo para pedir por ellos.
¿Por qué no lo hacía yo sola?
También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo la hará. (Mateo 18:19 NTV)
Hoy te compartiré algo tan sencillo pero que tiene el poder de cambiar tus circunstancias, la clave está en que te pongas de acuerdo con otra persona.
Algunos de los errores que cometemos al pedir:
- No compartimos nuestras peticiones
- Las compartimos con personas incorrectas o que no tienen una relación con Dios
- Las compartimos delegando el peso a la otra persona y dejamos de pedir creyendo que otro más lo hará
- Nos ponemos de acuerdo con alguien, pero nuestra petición no esta alineada con Dios.
¿Hoy tienes una o muchas necesidades?
Compártela con una persona que te pueda exhortar acerca de tus motivos al hacerlo, alguien en quien confíes y que sabes que se comprometerá contigo a orar por ello, mientras tu sigues haciéndolo. Exponer nuestra necesidad a algunos puede costarnos más que a otros, pero en ocasiones basta con escucharnos hablar para darnos cuenta que esa necesidad es irrelevante o egoísta, o al contrario es urgente. Compartirla en voz alta con alguien nos ayudará a darnos cuenta.
Te animo a que pruebes y veas que lo que Dios habla es real.
La indicación es clara: ¡Ponte de acuerdo!
Solemos ser tan cambiantes, que un día pedimos por algo y otro día a esa misma petición le añadimos, quitamos, movemos y ni siquiera nosotros sabemos por lo que estamos pidiendo.
Parece lógico pero ¿qué significa ponerse de acuerdo?
Lo resumiré en: estar en un mismo sentir, buscando un mismo objetivo.
NO seas un llanero solitario, prueba que Dios es bueno y hay bendición en la unidad.
“Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas” (Madre Teresa de Calcuta)