Des-ORDEN

La cama se veía “ordenada”, estaba tendida, pero mientras más te acercabas se podía notar algo raro, no se veía plana, había algo, ¿qué será un animal? Al levantar la colcha todo ahí adentro era un desastre, la sábana estaba hecha bolas, y la pijama estaba todavía más enredada, ¿qué pasa aquí? –pregunta la amiga, la dueña de la cama responde “es el efecto visual, solo no quiero que se vea desordenado, no tiene caso esforzarme, si en la noche desacomodo todo”

Y así tal cual, a veces andamos, bajo “el efecto visual”, que por fuera todo se ve “ordenado”, pero mientras más nos exponemos, más se nota el desorden en nuestro interior.

Hay muchas historias en la Biblia, que comenzaron con un pequeño desorden y terminaron en grandes problemas, por poner algunos ejemplos: Sara y Agar. Lea y Raquel. El rey David y Betsabe.

David, cuando ya era un Rey, no fue a una batalla (que era parte de su propósito) se fijo en una mujer casada, esa acción terminó en asesinato al esposo de esa mujer.

Cuando estamos lejos del propósito de Dios para nuestras vidas, desencadenamos desordenes, ahora mismo yo puedo identificar varios que he creado por no estar en el propósito de Dios. ¿Puedes ver los desastres a los que te ha llevado desconfiar de Dios?

El desorden en nuestro interior empieza afectando un área de nuestra vida y termina por cortar relaciones de todo tipo.

¿Cómo identificamos que estamos en un desorden interior?

Algunas características pueden ser:

a)No hay paz en nada, quieres hacer todo, pero nada te satisface

b)Cada vez tienes más problemas con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros, con tu autoridad. Los problemas derivan del egoísmo, llegas a pensar “todos están mal, soy la única que estoy bien”

c)La mayoría de las decisiones se basan en desesperación

¿Cómo lo combatimos?

Cuando pasó todo el lío con el rey David y Betsabe, David estaba tan cegado en sí mismo que fue necesario que un profeta le hablara, cuando escuchó la palabra de Dios todo orgullo se fue, se quebró y entro en un arrepentimiento genuino. Con dolor vino el orden, pero hasta nuestros días sabemos que David tuvo un corazón conforme al de Dios.

Es necesario que con humildad permitamos que Dios nos examine, quizá no vendrá un profeta, pero Dios nos puede hablar por medio de un devocional, una predica o incluso una amiga. Mantengámonos alerta a su voz.

Si dentro de ti, sabes que hay desorden y ya no lo quieres, pídele a Dios que te ayude y que traiga orden, eso implicará tomar decisiones que podrán doler pero que al final te traerán sanidad y paz.

Todas podemos aparentar «el efecto visual», y ahora con redes sociales con más ganas, pero Dios nos conoce, y a él no le podemos engañar, que nuestra oración sea como la del Rey David:

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna (Salmos 139:23-23 NTV)

Si ahora mismo piensas mi vida está en desorden total, ya no tengo arreglo, quiero decirte que no es así, todo desorden puede ordenarse. Por favor, no te ciegues pensando que no podrás, a veces solo es cuestión de valor para comenzar a cambiar las cosas, así como da mucha flojera arreglar un cuarto desordenado pero se empieza por algo, así veraz como dar pequeños pasos rumbo al orden comienzan a traer paz a tu corazón.

O bien puede ser que tu estés en completo orden, pero alguna amiga tuya no, tenle paciencia, y ora para que Dios pueda hablarle EN AMOR por medio de ti. Quizá lo que le haga falta es un empujón.

Creo q para que un desorden interior suceda basta un pensamiento que no controlemos, es decir que todas estamos muy expuestas, por eso el reto de esta semana es: pedir orden en nuestros pensamientos, decisiones y dirección. ¿Se unen?