Estás en un día normal de trabajo y llega tu jefe, eso es muy raro por que jamás se dignaría a hablar contigo, pero esa mañana lleva un café para ti, te saluda amablemente, pregunta por la familia, luego como si nada pasara te pide que hagas algo que hasta un niño de cinco años sabría que está mal. Se trata de tu trabajo, de tu sustento ¿Qué harías? ¿Obedecerías? ¿Si solo se tratara de mentir? Robar un poco, pero solo un poco, ¿eso si sería válido? Si solo tuvieras que hacer algo que es en contra de Dios, ¿lo harías?
Hay una historia en la Biblia donde el jefe les pidió que mataran a los niños que nacían.
Sin embargo, como las parteras temían a Dios, se negaron a obedecer las órdenes del rey, y también dejaron vivir a los varoncitos (Éxodo 1:17)
No es fácil negarte a una autoridad, menos cuando sabes que tiene el poder para asesinar. ¿Por qué fueron en contra? Por que temían a Dios, no hacía falta una clase de ética para saber que lo que se les estaba pidiendo era un delito.
Fueron contra corriente y mira lo que les pasó:
Por eso Dios fue bueno con las parteras, y los israelitas siguieron multiplicándose, y se hicieron cada vez más poderosos. (Éxodo 1:20)
Temor de Dios = Obediencia = Bendición
Sino amamos a Dios, no nos importará honrarlo, por lo tanto no podemos decir que tenemos temor de Dios mientras lo desobedecemos.
La bendición de Dios es un resultado a una vida de búsqueda a Dios.
No creo que hay una sola persona que no quiera que le pasen cosas buenas, de una u otra forma todos nos sentimos merecedores, todos queremos la bendición, pero esta no viene sola, se acompaña de temor de Dios y de obediencia.
En el momento de la prueba ¿qué vamos hacer? Cuando nos pidan hacer algo que no es correcto ¿Honraremos a Dios?
¿Y qué pasa cuando decides honrarlo y no hay respuesta? ¿Dios se olvidó de ti?
Cuando la bendición no llega y parece que estamos haciendo lo correcto, nos desilusionamos, y nuestro ánimo decae, queremos desistir, rendirnos, volvernos a la vida que antes teníamos.
Pero hoy te pido que perseveres, que retomes fuerza en Dios, que sigas obedeciendo su palabra y que te mantengas expectante de la bondad de Dios, así como la multiplicación en todas las áreas de tu vida.
No sabemos si antes de que les pidieran matar a los niños, las parteras no podían tener familia, y bien en su desilusión pudieron haber desobedecido a Dios, pero perseveraron, y Dios les concedió el anhelo de su corazón.
Además, como las parteras temían a Dios, él les concedió su propia familia. (Éxodo 1:21)
PD. Dios no ha olvidado el anhelo de tu corazón.