Inspiracional

¿Cómo acercarte de nuevo a Dios?

¿Te has sentido hecho pedacitos?

¡No solo después del primer día de gym, me refiero a tu interior. A no tener ganas de levantarte de tu cama por que tus expectativas fueron movidas y tu futuro se ve más incierto que nunca!

Yo si, en varios momentos de mi vida, por desobediencia, por malas decisiones, por circunstancias que me han lastimado, por relaciones dañadas, y la lista puede seguir, pero más que hablarte de los motivos te quiero hablar de ese sentimiento, de sentirte quebrado, por que a pesar de ser muy doloroso en el momento puede tener un desenlace bastante bueno, siempre y cuando estemos dispuestos y disponibles para el cambio.

Durante esas temporadas quisiéramos que alguien o algo nos arregle instantáneamente, lo cierto es que se necesita tiempo, esfuerzo e inversión.

Cuando el pueblo de Israel vivía en desobediencia y alejado del camino y ordenanzas que Dios les había dado, tuvieron consecuencias de muerte, sus casas, templo, muros, fueron destruidos, por más que se les advirtió ellos no comprendieron los cambios que urgía que hicieran, en vez de eso se ensimismaron en seguir haciéndose daño y se salieron de la protección y el favor de Dios.

Con un panorama de profecías de pérdida encontramos esta palabra de parte del Padre:

Entonces las naciones vecinas que hayan sobrevivido sabrán que yo, el Señor, reedifiqué lo que estaba en ruinas y volví a sembrar la tierra baldía. Pues yo, el Señor, lo he dicho, y cumpliré mi palabra. (Ez 36:36 NTV)

Solo Dios puede reedificar lo que está en ruinas, y solo Él puede sembrar en la tierra que otros han olvidado.

Tanto reedificar como sembrar son procesos largos, no son de un día para otro y ambos requieren no solo de especialistas sino de mucho trabajo. No es solo el arquitecto, hay quienes ejecutan el plan, no es solo el agricultor, hay herramientas y un trato a la tierra antes de sembrar.

Ambos procesos necesitan determinación, por que del primero (reedificación) se puede dejar a medias y del segundo (sembrar) se puede llegar a desesperar. Al igual que esto lleva su tiempo, así tú condición requiere determinación para que no te quedes a medias y no te desesperes antes de ver el resultado final.

El especialista para tu sanidad interior es sin duda alguna Dios, pero se necesita que haya quien ejecute la orden y que varias herramientas sean usadas. El Espíritu Santo obra en ti y en tu conciencia, no para que te llenes de culpa, sino para que te alejes de lo que no te conviene, querer callar su voz es como pedir ayuda y no aceptarla.

Solo quien ha estado en ruinas o se ha sentido olvidado, entenderá que no es sencillo, quizá esta es tu condición y no tienes ni idea de como salir, pero con amor eterno Dios te ama y no quiere que permanezcas ahí. Él es quien te va a reedificar y va a sanar tu tierra, para Él esto no es imposible, puede y quiere hacerlo. De tu parte requiere disposición para ser una nueva persona, que aceptes que las cosas viejas quedan en el pasado y que recibas las cosas nuevas (2 Cor. 5:17)

Si estás pasando por algo así:

1.Habla con Dios

2.Acepta su ayuda

3.Ten un corazón correcto,entendido y agradecido (te invito a leer esta nota para saber cómo podemos tener un corazón así https://jayorozco.com/2016/09/13/un-corazon/ )

4.Deja de creer las mentiras que se han sembrado en ti por los últimos acontecimientos y recuerda las promesas que vienen de Dios las cuales superan y van por encima aún de lo que para ti es tu más grande error.

5.Si la expectativa que tenías fue destruida, no te preocupes, pide a Dios el milagro de que te permita ver su panorama completo, entonces podrás visualizar una expectativa mayor a la que tenías.

No es un hombre o mujer quien te pegará tus piezas, no es un trabajo, ni tampoco una profesión, no es alguien o algo, es ¡JESÚS! y es accesible para todos aquellos que así lo deseen. (Si quieres saber cómo acercarte a Él te dejo esta nota https://jayorozco.com/2017/12/13/jesus-es-compasivo/ )

Y si tú ya estás aferrado a Dios y atraviesas por un momento complicado solo recuerda que Dios no ha fallado a su palabra y no lo hará contigo.

Él siempre cumple lo que promete.

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