No importa en qué época del año leas esto, es una verdad que no se mueve y es que Dios te ve.
Es curioso como en ocasiones pensamos que Dios habla, ve o tiene alguna interacción con quienes nosotros creemos que son dignos o perfectos, pero Él toma a quienes podríamos llamar todo lo contrario y se muestra.
Génesis nos muestra a una mujer llamada Agar, quien era la sierva de Sarai. A ella se le ordenó que tuviera relaciones sexuales con Abram y de esto resultó un hijo: Ismael.
Cuando se enteró que estaba embarazada del patrón (por así decirlo) empezó a tratar con desprecio a Sarai, y Sarai no se dejó, contra ataco tratándola con dureza al grado que Agar tuvo que huir.
Embarazada, sin esposo, sin un hogar, sintiéndose humillada, despreciada, con temor y cansada, Agar se va.
Esos momentos cuando no puedes explicar todo lo que te está pasando y solo comienzan a salir lagrimas, tu cuerpo generando una salida para tanto estrés y dolor interior logra que el llanto saque la amargura qué hay en lo profundo de tu ser.
1. Y ahí en esa condición: Dios habla con ella.
Creemos que Dios solo se dirige a personas perfectas, y nos olvidamos que Dios no piensa como nosotros. No importa nuestra condición, Dios sigue hablando. Es más probable que nosotros no le escuchemos a que Él nos deje de hablar.
2. Dios oye el clamor.
Lo que Agar estaba atravesando era muy difícil y doloroso, si ya de por si el embarazo genera cierta preocupación, ahora todo el peso emocional que ella tenía lo estaba recibiendo el hijo que llevaba en su vientre. Pero Dios le dice “he escuchado tu clamor”
Más adelante, cuando Ismael ya había crecido, Sara decide que ya no deben vivir con ellos, así que los despiden, estando en el desierto, otra vez, Dios vuelve a mostrarse a ella y a su hijo y les dice: ¡No tengas miedo! Dios ha oído llorar al muchacho, allí tendido en el suelo.Ve a consolarlo, porque yo haré de su descendencia una gran nación (Génesis 20:17-18)
Cuantas veces llores y clames, Dios te escucha. Su amor no tiene límites.
3. Dios te ve
Agar tuvo una transformación en su forma de ver a Dios. En momentos críticos cuando sentimos que todo a nuestro alrededor se cae, la intervención de Dios a nuestro favor provoca que nunca más seamos los mismos. Es tanto el amor y la gracia recibida que no podemos mas que estar agradecidos.
A partir de entonces, Agar utilizó otro nombre para referirse al SEÑOR, quien le había hablado. Ella dijo: «Tú eres el Dios que me ve»* . También dijo: «¿De verdad he visto a Aquel que me ve?». (Génesis 16:13)
Si estás llorando
Si te sientes solo
Si estás tendido en el suelo
Si estás embarazada
Si tienes hijos
Si no puedes tener hijos
Si ya no tienes fuerza
Si estás a punto de rendirte
Recuerda que Dios es cercano a sus hijos: habla, escucha y ve.
No estás pasando desapercibido, el dolor que invade tu alma tampoco, te animo a que huyas del alboroto y las apariencias y te desahogues con Dios, que clames a Él, que expongas tu situación y le pidas que obre en tu vida. Que el desierto que intenta destruirte sea convertido en oasis al encontrarte en la presencia del Dios que te ve.
En ocasiones queremos un milagro en específico pero Dios quiere nuestro corazón en primer lugar.
En ocasiones queremos un milagro en específico pero Dios quiere nuestro corazón en primer lugar.
Tweet
La resolución para Agar quizá no fue la que ella hubiera esperado, se tenía que regresar y someter a su autoridad, o sea Sarai.
Cuantas veces, creemos que sabemos el mejor resultado para lo que vivimos y le decimos a Dios “haz esto y esto, quita y pon, mueve y dame” pero gracias a Dios que sus planes son mejores que los nuestros y conoce más allá de lo que nosotros podemos imaginar.
No le pidamos a Dios cómo resolver un conflicto, confiemos en su amor y su voluntad para nosotros.
No le pidamos a Dios cómo resolver un conflicto, confiemos en su amor y su voluntad para nosotros.
Tweet
Hay cosas injustas, momentos que quisiéramos borrar, pero en medio de todo eso, Dios te sigue hablando, escuchando y viendo. Ahora mismo lo hace. No desperdicies ni un solo día para estar en su presencia y deja que su presencia haga en ti un cambio profundo que te permita ver las cosas que no son como si ya fuesen.
¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu! ¡Jamás podría huir de tu presencia! Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a la tumba,*allí estás tú. Si cabalgo sobre las alas de la mañana, si habito junto a los océanos más lejanos, aun allí me guiará tu mano y me sostendrá tu fuerza.Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara, y a la luz que me rodea, que se convierta en noche; pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti. Para ti, la noche es tan brillante como el día. La oscuridad y la luz son lo mismo para ti. (Salmos 139:7-12)