En el momento de la herida es difícil visualizar la sanidad. No es el propósito que te sientas apresurado a perdonar solo te quiero animar a que avances y cierres capítulos en tu vida. Nadie, solo tú sabes lo que te dolió o te sigue doliendo que te hayan lastimado.
Como cualquier padre interesado en el bienestar de sus hijos, no queremos verlos sufrir por años por una caída, raspón, o como le quieras poner, preferimos tratarla y limpiarla en el momento para que la sanidad sea profunda. De la misma manera Dios anhela verte cumpliendo tu propósito, y un corazón atorado en el dolor le costará mucho en primer lugar descubrir su propósito y en segundo lugar caminar para cumplirlo. Por eso nos empuja a seguir adelante. Y el trampolín se llama PERDÓN.
Mateo 18 cuenta como un Rey perdonó a un deudor por mucho dinero, cuando salió el deudor se encontró a un compañero que le debía y cuando el compañero le rogó que le diera más tiempo para pagarle, se negó y lo mandó a la cárcel. El Rey se enteró y actúo, al que le había perdonado la deuda lo puso en la cárcel hasta que le pagara.
Jesús dijo que lo mismo haría su Padre si nos negamos a perdonar de corazón a nuestros hermanos.
Una vez conscientes de lo mucho que diario necesitamos perdón, deberíamos ser conscientes también de otorgarlo.
Lucas 6: 37 dice “No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará”
La oración del Padre Nuestro dice: y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros. (Mateo 6:12)
Jesús mismo estando en la cruz dijo: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.
Jesús fue más allá, perdonó sin que la otra parte se hubiera arrepentido. Perdonó sabiendo que era inocente y los demás culpables. Perdonó a quienes no lo merecíamos.
Juzgar todos podemos. Perdonar es de valientes.
En ocasiones somos lastimados sin deberla ni temerla, pero confía en el juicio de Dios y en su justicia. Abrázate a su verdad y su poder.
Una cosa es segura.Los malvados no quedarán impunes, pero los justos saldrán bien librados. Proverbios 11:21
Pero en otras ocasiones llevamos responsabilidad, es más fácil deslindar y culpar, pero Dios también conoce todas las intenciones, más vale ser transparentes y confesar el pecado, para obtener su perdón.
Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia. Proverbios 28:13
Al perdonar no olvidas por arte de magia. Entras a un proceso donde conscientemente decides renunciar a la oportunidad de vengarte, donde entiendes que es lo más sabio e inteligente para tu salud emocional, donde te liberas de cargar con el dolor del pasado.
El perdonar no te obliga a continuar en la relación en la que fuiste dañado. Para eso existen los límites sanos.
Al perdonar se cierran las puertas de seguir alimentando coraje y odios. No puedes decir que haz perdonado mientras sigues hablando basura y juicio de la otra parte.
Tu dolor es importante, y no es malo sentirlo, al identificar el dolor lo que buscamos es aliviarlo. Algunas veces tardara más, dependiendo la profundidad y eso está bien, cada persona llevará su propio ritmo. Muy diferente es tratar el dolor para sanar que acostumbrarse al dolor y vivir en la queja sin hacer nada al respecto, buscando perjudicar a todo lo que se nos atraviese. La victimización no ha ayudado a nadie a sentirse mejor o avanzar en su proceso.
Todos necesitamos diario el perdón de Dios, aún si creemos que somos mejores que otros. El orgullo, el juicio, la crítica también son pecados y también nos alejan de Dios.
Por eso te animo a que no limites a Dios de perdonarte, negándole a tu prójimo el perdón.
Si hoy enfrentas en tu mente una batalla por perdonar o no, “vence con el bien el mal” y no te estaciones en un lugar al que no perteneces. Fuiste creado para cumplir sueños no solo para soñarlos.
Jay Orozco 