Es nuestra responsabilidad el mantener nuestra alma en paz.
La Biblia nos dice en Salmos 62:1 “En Dios mi alma está acallada”
Acallar: calmar, silenciar, mitigar, aliviar, tranquilizar, enmudecer, callar, aquietar, suavizar, aplacar.
Nuestra alma (pensamientos,sentidos, emociones)puede ser una voz que controle nuestras decisiones y nos haga vivir en inestabilidad, dependiendo totalmente de nuestras circunstancias, si mis sentidos me dicen que todo está bien, mi alma tendrá paz, pero si mis pensamientos vuelan y se empiezan a intensificar a lo negativo afectando mis emociones mi alma entonces tomará el control y me hará dudar de todo; aún si lo que me rodea es bueno.
La voz más fuerte que retumbe en tus sentidos y pensamientos es la que directamente motivará a tu alma a actuar. Si todo el tiempo estás viendo, escuchando y rodeándote de palabras de temor, queja, miedo, incertidumbre es lógico que te sientas intranquilo, que tengas pensamientos que te gritan que te llenes de ansiedad.
Por el contrario si la voz que está retumbando en ti es la de Dios, es decir sus promesas, su palabra, conectando tu espíritu al Espíritu de Dios, tú alma estará tranquila, no porque todo este “bien” sino porque tú estás en el lugar correcto: EN Dios.
Tu alma puede estar en calma,tranquila, aliviada.
Te reto a que hagas la prueba y experimentes el vivir un día con un alma tranquila. Para esto es necesario:
1. Atender tu lado espiritual y dejar de negarte a que lo tienes. Aceptar qué hay algo (alguien) más fuerte que tú y que todo lo que tú visión humana te permite. Así que aquí inicias a orar. Hablas con Dios con tus palabras y no con palabras que ni tú entiendes y le dices en resumen: te invito a vivir en mi corazón, ayúdame, quiero estar en ti y que tu palabra vaya tan profundo que pueda controlar mi alma que está vuelta loca.
2. Necesitarás SU PALABRA, es decir la Biblia, por lo que te super mega recomiendo el libro de Salmos, te sorprenderás de ver cómo no importa la temporada de vida que tengas, este libro tocará fibras de tu corazón, encontrarás empatía al leerlo y podrás aprenderte versículos que puedan empezar a sacar toda la basura que tu mente almacenó.
3. Bajar el volumen será básico. A las noticias, a las redes sociales, a los comentarios negativos, a personas tóxicas. Y subirle a lo que te conecte con Dios, por ejemplo música que lo exalte y te recuerde que es un Dios que no ha perdido ninguna batalla, prédicas o pláticas que te den la armadura que este tiempo requiere, conversaciones que animen.
Vale la pena habitar en Dios, esto no significa que estás en negación o en una burbuja de lo que sucede, significa que ya al fin te haz dado cuenta que vivir con un alma preocupada nunca trajo buenos resultados a tu gastritis, colitis, y todas las demás itis.
Hay días que tienes que tener conversaciones con tu alma y ponerle un alto.
Alma mía, haz hecho lo que se te ha venido en gana conmigo y mis nervios, tienes un poder grande que no se cuando se salió de control, pero tranquila, hemos escuchado lo que te ha alterado, visto cosas que te han impactado y nos hemos relacionado con gente que se ha llevado la energía que tenemos, y ya es hora de que sepas que no tienes que vivir así. Hay otra forma. Una forma que las personas no quieren aceptar porque es muy “religioso” dicen, entonces prefieren vivir en constante queja y temor, tú preferías la preocupación porque nos enseñaron que así teníamos el control, pero nos engañaron, la preocupación fue una pérdida total que solo sirvió para darnos comezón en el cuerpo y nunca arregló nada. Por eso alma mía, te llegó el momento que toda alma desea: vivir en tranquilidad, así que haremos lo siguiente: orar, leer la Biblia, cantar (qué loco, pero eso nos ayudará) confiar y aceptar la protección de Dios. Se dice fácil alma, pero quizá nos cueste un poco, no te desesperes ya veraz que pronto podremos decir: en Dios hemos encontrado paz.
No importa lo que estemos viviendo este recordatorio nos evitará estrés.
Escribo esta nota mientras sucede lo inimaginable en nuestro mundo, nos enfrentamos a situaciones nunca antes vistas, y tendremos que estar atentos a las medidas necesarias, mientras tanto yo seguiré recordando que en la palabra de Dios tenemos tesoros que no tienen tiempo, ni temporadas. Esta nota podrá ser leída en 3, 5 años y aún ahí la palabra de Dios tendrá poder para tocar alguna vida, algún alma intranquila.
Tener el alma acallada en Dios, suena tan fácil como lavarse las manos y al igual que esto, es determinante para los días que vienen. Yo no se tú, yo prefiero que mi alma esté EN Dios.