Inspiracional · Reflexión · Vida Cristiana

Se acabó

¿Qué pasará este nuevo año? ¿Y la pandemia? ¿Subirá la gasolina? ¿Seguiré en el trabajo? ¿Tendré dinero? ¿Seré feliz? ¿Enfermaré? ¿Me pondré la vacuna? ¿Me casaré? ¿Qué dirá mi horóscopo?

No necesitamos leer el horóscopo para tener conocimiento del futuro, necesitamos abrir la Biblia para conocer las promesas que Dios tiene para nosotros, hacerlas nuestras, creerlas y disfrutarlas.

Dios habla de diferentes formas y con cada quien tiene su trato, permíteme contarte de una ocasión que me habló directo a mi corazón. Era un Domingo y el pastor compartía acerca de las opresiones que enfrentamos, por ejemplo: esos pensamientos que nos roban la paz, la falta de ganas de orar, de leer la palabra de Dios, esas voces en nuestra mente que dicen: no podrás, no lo harás bien, fracasarás, no lo intentes. Muchas veces no consideramos como opresiones a estos ataques, por el contrario los hacemos parte de nosotros, pero eso es un engaño y no tenemos porque acostumbrarnos a vivir esclavos de esos pensamientos, en el nombre de Jesús y en su palabra tenemos libertad.

Cuando la predicación terminó, yo empecé a analizar mi vida y a ver que era lo que robaba mi paz, y lo que en ese momento a mi más intranquilidad me daba, era incertidumbre a mi futuro, otros la llaman ansiedad, mientras yo pensaba eso en mi mente, el pastor dijo: hay personas aquí que lo que les angustia su futuro!Cuándo dijo eso fue TAN CLARO como si Dios me estuviera hablando y diciendo: ¡Se lo que te sucede, te conozco! Sabemos que Dios nos escucha y ya lo damos por hecho, pero cuando algo así te sucede te entra consciencia que ¡NO HAY PENSAMIENTO OCULTO PARA DIOS!

El pastor hizo una oración donde declaraba libertad, ordenó a la opresión que se fuera. Te mentiría si te digo que hizo algo más, ni siquiera oro por mi personalmente, con voz firme solo soltó la promesa de libertad, yo solo la creí.

Solo como nota: si ya a estas alturas te rendiste, créeme ¡el enemigo no! No se rinde y no se rendirá, intentará que tu confianza en Dios se borre, no lo escribo para asustarte sino para ALERTARTE, que te acuerdes qué hay un mundo espiritual, qué hay una guerra por tu alma, que no es momento de perder el tiempo en preocupaciones, o inseguridades, que es momento de pararte firme, de correr cada paso con propósito. No solo dando golpes al aire. Sino disciplinando el cuerpo como lo hace un atleta, se entrena para que haga lo que debe hacer. Tal cual lo describe el apóstol Pablo en 1 Corintios 9:26-27NTV

Así como Dios conocía lo que me inquietaba y me hizo libre, así también Dios te conoce, y también quiere y puede hacerte libre a ti. Toma un momento de tu día para que ores y le ordenes en el nombre de Jesús a todo lo que te ha oprimido que se vaya.

Fue un año inesperado, profundamente inolvidable, pero de algo podemos estar convencidos los hijos de Dios y es que:

NADA podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios,ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8:38-39 NTV)

Probablemente este nuevo año nos enfrentemos a retos distintos, pero ¿acaso sirve preocuparnos? En cambio, aprendamos a CONFIAR en Dios, no es más fácil, pero sin duda es lo MEJOR.

Escuché esta frase: ¡la tormenta provee!

Como mundo enfrentamos una gran tormenta, más las que el propio día trae, no sé si ahora mismo estés bajo un aguacero, pero sé que si sigues respirando es porque Dios ha proveído, cuando pensaste que no lo lograrías, que ya no podías más, ahí en medio de tu debilidad el carácter de Cristo toma forma en tu vida.

Por último, te animo a declarar lo que David declaró en el Salmo 23.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos.Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del habitaré para siempre.

 Te agradezco por acompañarme en las notas de este año, deseo para ti lo que tan atinadamente deseo el apóstol Juan a su amigo Gayo: Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. (3 Juan 2)

¡Feliz año nuevo!

5 respuestas a “Se acabó

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