NOVELA YO CONTIGO

El chico del suéter

CAPITULO 2.

¿Cómo conocí a Raúl?

Raúl era el niño normal, se comportaba normal, hablaba normal, reía normal, pero algo había diferente en él. Su mirada me daba mucha paz y me hacía sentir segura, como si supiera que todo estaría bien. Después de aquel “accidente” Raúl todas las mañanas me pasaba a saludar, me daba los buenos días acompañado de una sonrisa que hoy la encuentro hermosa. A pesar de esas mínimas atenciones siempre se mantenía al margen, muy respetuoso, a veces de más, en fin no era como que me gustaba, pero si me agradaba su presencia. Raúl era un año mayor que todos los del salón, pero eso no era lo que generaba el respeto ante los demás, sino su forma peculiar de tratar a la gente; a excepción de un grupito de latosos que siempre lo molestaban diciéndole “pastor” a lo que él solo sonreía. Después de su detalle hacia mi, me hacia creer especial para él. Nunca creí llegar a conocer a alguien con tan enorme corazón y menos a nuestra edad.

Raúl era hijo de padres misioneros, habían llegado a la ciudad alrededor del 2008 a ayudar a una iglesia de la localidad, pero les gusto tanto la ciudad que se quedaron a vivir. Raúl era hijo único, sus papás por más que intentaron darle un hermanito no pudieron. Siempre decían que esa era la voluntad de Dios y la aceptaban como tal; ese era el mismo Dios al cual mi madre cada noche le reprochaba. Raúl así era feliz, tenía el amor incondicional de ambos y lo disfrutaba al máximo. Uno creería que era un hijo mimado, malcriado, caprichoso, egoísta y todas las características de un hijo que nunca tuvo hermanos; pero no, todo lo contrario, Raúl era totalmente lo opuesto. Comenzamos a irnos juntos a casa después de clases. Yo me quedaba a trabajar en un proyecto de ecología, éramos de varios salones y ahí estaba Raúl, parecía como si las cosas se acomodaban para conocerlo. Me intrigaba mucho, quería saber todo de él, una vez se lo dije cuando íbamos a casa…

… -No tengo la menor idea de con quien camino a casa, que tal que eres un maleante

– ¿Qué tal que la maleante eres tú? ..me contestó

– No logro descifrarte

– ¡Así que lo has intentado! Eres igual a todas

-…perdón, solo..

– Jajaja “X´s” tranquila, estoy jugando, ¡sin llorar!

-No se cuando bromeas y cuando hablas en serio

 -Ya lo iras descubriendo -luego preguntó…

-¿Qué haces cuando llegas a casa?

-Me drogo casi siempre

 Pasó saliva, y dijo…

-…Creo que..

 Lo interrumpí por que su cara se puso media rara y comencé a reírme…

-Duarte tranquilo estoy jugando ¡sin llorar!

-Aprendes rápido pequeña saltamontes, ya iba a comenzar a correr, jajaja

Nuestras platicas tenían esos ingredientes que me hacían pensar que quizá podía yo agradarle a alguien como él, por que además era bien parecido. En una de esas platicas me dijo que anotara todas las preguntas que tenía para él y que cada día respondería una. Así fue como el proyecto de ecología se convirtió en lo que más me gustaba, solo por eso quería ir a la escuela. Me enteré de muchas cosas de él, algunas muy tontas pero que nos daban cierta complicidad como que le tenía miedo a las hormigas, recuerdo perfecto como nos reímos ese día, mi pregunta 85, por que hice más de 300, decía: ¿Dónde vives? Siempre me dejaba en casa y luego él seguía, su dirección no era opuesta a mi casa, pero había una forma de llegar muy rápido si tomaba otro camino, me quedé sorprendida y se rió, pero lo hizo de lado. Solo reía de lado cuando se sentía intimidado. ¿Será que en verdad se estaba fijando en mí? Esa pregunta me torturaba, pero no era capaz de hacérsela.

Un día me dijo que era cumpleaños de Koko su perrita, que si quería conocerla, no lo dudé nada, por que ahí descubriría si mucho de lo que me había dicho era verdad, quería ver su casa, sus papás, su entorno, le dije que si, pero al pasar por mi casa, se detuvo…

…-Pediré permiso a tu mamá y le diré que yo te traeré

        No podía creerlo, ¿todavía hacen eso los hombres? Mi ultimo ex, no hacía otra cosa más que hacerme echar mentiras, jamás se paraba en casa…

…-Mi mamá no está, trabaja todo el día

-Bueno, cuando te traiga espero conocerla

-No creo, llega muy tarde

-Bueno quizá un fin de semana

-No te veo los fines de semana

-Entonces me tendrás que ver

-Ahora hasta fines de semana ¿qué hice para merecer esto?

-Algo muy bueno jajaja

Todo lo que me había dicho era cierto, la clase de hombre que mamá siempre decía que no existía parecía que no estaba extinguida, el papá de Raúl era muy amable, trataba a su mamá como si fueran novios, todo lo que yo había creído del matrimonio, que era un asco, que era hipocresía, que ningún matrimonio era feliz, que casarse arruinaba la vida, con los papás de Raúl se desbarataba. Comprendía un poco por que Raúl era feliz, él no tenía problemas, tenía papás que lo amaban, una casa bonita, hasta Koko era educada, nunca sufrió ni padeció lo que yo viví. Si acaso Dios existiera no permitiría que a unos les fuera bien y a otros no. ¿Por qué yo no pude tener su vida? No lo envidiaba, solo me recordaba lo injusta que la vida puede ser. Pero por esas casualidades del destino todo lo que yo no tenía lo empecé a encontrar en su hogar. Cumplió su palabra y un fin de semana se presento con mi mamá, cuando se fue del departamento, mi mamá dijo…

…-Así que no era mentira lo del noviecito, me intriga un poco Ximena

-Jaja lo mismo pensé yo, y no es mi novio mamá, es mi mejor amigo pero él no lo sabe.

– Hasta parece que confías en él, ten cuidado Xime, acuérdate que todos los hombres son iguales, y que más vale “sola que mal acompañada”, no te me vayas de boca, estás muy joven para quedarte con el primero, sal, conoce, no te estaciones con ese muchacho…

Mamá tenía un corazón muy lastimado, en el fondo estaba tranquila de que al fin yo tuviera alguien con quien hablar, quiero pensar, pero sus heridas eran más grandes que su felicidad por mi.

Yo solo sabía que por primera vez en mucho tiempo, despertar no costaba trabajo…

 

Continúa leyendo, siguiente capítulo: https://jayorozco.com/2017/05/22/mi-parecido-con-juan/

 

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