Revancha

Hace 6 meses deje a la mitad mi desayuno y apenas ¡tuve la revancha!

Si pudiera regresar al día que tuvimos que salir apurados de ese restaurante me diría muchas veces: ¡TODO VA A ESTAR BIEN! 

Te cuento que al nacer David Alejandro, tuvo una lagaña (así como lees lagaña) en un ojito y los médicos decidieron descartar una infección, para eso debían llevarlo a cuidados intensivos, se suponía que sería entrada por salida, pero se atravesó fin de semana y los resultados de sus estudios llegaron hasta el lunes y debíamos esperar que le hicieran los estudios que a todos los bebés les hacen, así que lo dieron de alta 4 o 5 días después, eso significa que yo salí el sábado con mi esposo pero sin bebé y mi corazón apachurrado, mi expectativa era diferente, llegué a casa incompleta, estaba muy sensible, me ardía mi interior por pensar que mi pedazo de amor, estaba en una camita sin mamá y papá, sabíamos que la circunstancia era solo para descartar infecciones y que no era nada de peligro, por lo mismo yo quería ya tenerlo con nosotros. 

Recién parida, con hormonas en una montaña rusa, con mis pies 3 tallas arriba por lo hinchados, ya quería que pasara ese momento. No era grave pero para nosotros, fue desesperante, todas queremos salir con bebé sano y fuerte. 

Admiro a los padres que están en un hospital cuidando a sus pequeños, es más hoy te invito a orar por ellos, desde el que solo va por algo pasajero hasta el que está luchando junto con sus hijos por situaciones delicadas, que no desfallezcan y cobren ánimo, que puedan ver milagros y su fe se fortalezca, que sean rodeados de amor y ternura.

Dios nos ayudó a pasar por estos días grises con el amor de nuestra familia y el consejo de nuestros líderes. Ya solo estábamos esperando que nos llamaran para darnos el alta de bebé, pero mientras eso pasaba necesitábamos comer, dormir, intentarlo al menos. Un día fuimos a desayunar, pedí pancakes con cajeta y plátano, a la mitad del desayuno  mi esposo recibe una llamada para avisarle que todo estaba bien y podíamos ir a casa con David Alejandro, no supimos como pagamos y nos fuimos.

Ayer regresé a ese restaurante, ¿te imaginas que pedí? 

Exacto: pancakes con cajeta y plátano. 

Dios sabía que todo estaría bien, ¡Él sabe todas las cosas! 

Mientras veía a David Alejandro gritar y jugar ahí en su sillita pensaba como hace 6 meses atrás Dios tenía paciencia y amor por nosotros! Nuestro futuro ya estaba escrito, lleno de esperanza. Que paz es saber que nuestro Padre nos sostiene y nos tiene en sus manos.

Hoy tú no puedes ver tu futuro pero Dios ya, y aún cuando para ti muchas cosas no tienen sentido en un tiempo más podrás ver la mano de Dios. 

Solo quiero recordarte: Todo va a estar bien, ¡ten fe! 

Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está  sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios. (Hebreos 12:1-2 NTV)

¡Mientras la gente veía a un Jesús crucificado, el Padre lo veía a su diestra reinando con poder y gloria!

Cuando la tierra vio una tumba…el cielo vio resurrección.

Nuestra confianza es que el Padre y el cielo ven en nuestro peor momento las mejores victorias.